«El ejercicio de la comunicación por parte de la Iglesia debería ser ejemplar, reflejando los elevados modelos de verdad, responsabilidad y sensibilidad con respecto a los derechos humanos (…). Los medios de la Iglesia deberían esforzarse por comunicar la plenitud de la verdad acerca del significado de la vida humana y de la historia, especialmente como está contenida en la Palabra de Dios revelada y expresada por la enseñanza del Magisterio». (Ética en las Comunicaciones Sociales, 26)
«Allí donde las estructuras jurídicas y políticas favorecen el dominio de los medios de comunicación por parte de grupos de presión, la Iglesia debe insistir en el respeto del derecho a la comunicación, y especialmente sobre su propio derecho al acceso a los medios.» (Aetatis Novae, 15).
«Es importante que la educación para los medios forme parte de la planificación pastoral y de una variedad de programas pastorales y educativos seguidos por la Iglesia, incluyendo las escuelas católicas.» (Ética en la publicidad, 22).»
«Sería un gran bien para la Iglesia que un mayor número de personas que tienen cargos y cumplen funciones en su nombre se formaran en el uso de los medios de comunicación. Esto no vale solamente para los seminaristas, religiosos en formación y jóvenes laicos católicos (…). Si los medios de comunicación son neutrales, abiertos y honrados, ofrecen a los cristianos bien preparados un papel misionero de primer plano.» (Ética en las Comunicaciones Sociales, 26).
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